Landita la señora de los dulces que habla Náhuatl 

A diario recorre las calles de la ciudad buscando un sustento para su familia

Landa o Landita es como conocen a Leandra Cuautle Coyac, originaria de un pueblito llamado Tochmatzintla, del municipio de Huatlatlahuca del estado de puebla, a diario se le ve recorriendo la calle ofreciendo dulces para el sustento de su familia, pero lo que casi nadie sabe es que habla una de las lenguas de los pueblos originarios de México, el Náhuatl.

A todos dejó atónitos en la última edición de Cabildo de la Mujer, donde tuvo participación, en su presentación hizo gala de la lengua que habla además del español, el Náhuatl, comenzó a dirigir un mensaje a los presentes, y luego lo tradujo.

Ello causó sorpresa entre los asistentes, ya que la mayoría la ha visto ofreciendo dulces y chicharrines, pero nadie se imaginaba que en su ser conserva una lengua que esta en riesgo de extinguirse.

Landita aprendió el Náhuatl a su corta edad mientras vivía con sus padres y abuelos en el pueblito de Tochmatzintla, en Puebla, ahí solo se hablaba esa lengua, por lo que rápidamente cultivó el dialecto.

Al ser una comunidad en donde no se hablaba español, establecieron escuelas en donde comenzó acudir la entrevistada, fue a la edad de 10 años que comenzó sus estudios.

Sin embargo el español no podía florecer, lo que aprendía no lo usaba en casa, el Náhuatl es lo único que se hablaba entre sus familiares y amigos, no se daba la ocasión para practicar el nuevo dialecto.

Finalmente después de unos años la graduaron cuando aprendió a leer y sumar, no había un grado escolar, el objetivo de la educación era solo eso, leer y sumar, lo cual lo logró.

A los 13 años salió de su casa para comenzar una travesía, a la cual se acostumbró en su comunidad, salir para sobrevivir, “mi gente ha sido comerciante de hueso colorado y eso hicimos, hoy nuestro pueblo está regado en toda la República”.

Pronto se inmiscuyeron en la dinámica de vender en las ferias de diferentes partes del país y a los 16 años su familia se estableció en Torreón, parecía que ahí iba a echar raíces, pero el destino le tenía preparado un lugar de ensueño, Parral, Chihuahua,ñ.

Una tía se quebró el brazo, solicitaron la ayuda de Landita, quien aceptó y se mudó a Parral, para ayudarles, de inmediato puso manos a la obra e inició sus labores limpiando una casa.

Como parte de su estadía en la también llamada Capital del Mundo, ingresó a la escuela 99 para adultos, allí conoció la crueldad y discriminación ya que al no saber hablar el español al 100 por ciento, sus compañeros su burlaban de ella.

“Eso me cohibía mucho, me ponía triste y lloraba por no saber comunicarme como los demás, por lo que me fui y terminé la secundaria en la academia México”, relató.

Posteriormente dio inicio su vida laboral, trabajó de cajera en un banco y en un salón de eventos, luego en una tintorería, hasta que pudo poner un negocio de venta de ropa en la calle Juárez, todo iba bien hasta que un día sufrió un accidente, el cual le imposibilitó seguir con el negocio.

Sin embargo su espíritu de lucha y ganas de salir adelante no acabaron, aprendió a fabricar jabones, talcos ora pies y desodorantes, en sus tiempos libres después de trabajar en una casa donde duró 7 años, luego otra casa en donde tiene ya 18 años trabajando.

No es parralense de nacimiento, pero conoce de la valentía, de la cultura del esfuerzo y el trabajo para salir adelante, que caracteriza a cualquiera que haya nacido en Parral, lo mismo limpia una casa, que fabrica productos de belleza, o sale a vender dulces, se le ve en la Mercadita, también en la Feria de Productores, en todas partes de Parral, se le ve ganándose el sustento para ella y su familia, sin duda es una guerrera al pie del cañón.

Landita sonríe, trata a todos con respeto y amabilidad, se gana la vida trabajando, termina sus labores en la casa en donde trabaja, y se va a vender dulces, se le terminan y regresa a su casa para surtir y salir nuevamente, en ocasiones aún se le salen frases en Náhuatl, su lengua originaria la cual recuerda con mucho cariño, pero pocos saben de la riqueza cultural que lleva dentro. Sin duda un ejemplo de lucha para cualquier persona.