El resplandor de Villa: La tumba que brilla en el Centenario de su muerte

–Fermín Gutiérrez ilumina a Villa y a Parral en una obra inolvidable

PARRAL, Chihuahua. — En el marco de la conmemoración del centenario de la muerte del icónico revolucionario Francisco Villa, en Parral se dio vida a una obra que brillará en la memoria de todos los mexicanos, la tumba que permaneció en el olvido por muchos años. y que en el próximo Día de Muertos será visitado por cientos de personas.

El artista Fermín Gutiérrez, con su destreza y pasión, logró rescatar del olvido la tumba de Villa, transformándola en un espectáculo arquitectónico que no solo rinde homenaje al héroe de la Revolución Mexicana, sino que también resucita su espíritu y su legado.

Desde el primer instante en que se posa la mirada en esta monumental creación, se puede percibir la extraordinaria labor que el artista invirtió en su creación. Con emoción palpable en su voz, el artista describe su obra como un «memorial viviente», un proyecto que ha modificado la realidad misma del entorno.

Uno de los detalles más destacados es, sin duda, la cabeza monumental de Francisco Villa que se erige majestuosa en el centro del espacio. Esta cabeza, cuidadosamente esculpida y llena de significado, se yergue como un faro en medio de la noche, iluminada por la luz del óculo que corona su frente.

Este óculo, diseñado con maestría, permite que la luz del día penetre de manera precisa, y a una hora específica, la cabeza de Villa se ilumina de una manera que cautiva a cualquier espectador.

Pero la obra no se detiene en la cabeza. Una columna emerge con firmeza desde el alero, y en su cima, una cruz cromada brilla con un fulgor que parece casi sobrenatural. Las formas caprichosas de la cruz dan testimonio de la cuidadosa planificación detrás de cada detalle.

Esta cruz, con su acabado cromado, refleja la luz que la rodea, cumpliendo la función de faro durante todo el día y la noche, una guía constante para quienes buscan la tumba de Villa en este espacio modificado.

El muro reflejante que rodea la estructura es un lienzo de dualidades, donde lo real y lo irreal convergen en una danza de luces y sombras. Aquí, Villa se refleja, y cualquier persona que se acerque puede verse a sí misma junto al revolucionario en un acto simbólico de unión entre pasado y presente.

Este muro reflejante no solo sirve como espejo de almas, sino que también agrega un elemento de profundidad a la obra, haciéndola sentir viva y en constante transformación.

Fermín Gutiérrez, el genio detrás de esta obra, comparte sus pensamientos sobre Villa con una pasión que trasciende el tiempo y el espacio. «Creo que Villa, después de 100 años de haber sido asesinado en Parral, guarda esa memoria», dice con convicción.

«Villa fue un enamorado de esta ciudad, era un admirador de Parral, y creo que los parralenses han cultivado esa relación ya que se ha vuelto un personaje entrañable», manifestó.

El artista continúa expresando que Villa ya no es simplemente el revolucionario. Su imagen ha evolucionado hacia la mitología, siendo venerado por muchos como un ser milagroso. «Eso difícilmente lo puede lograr una persona», añade Fermín Gutiérrez.

«Por eso el personaje de Villa trasciende el tiempo y el espacio. Nosotros resguardamos y mantendremos su honra y pensamiento ya que es un orgullo para los mexicanos tener un ser de esa naturaleza”, externó.

En el centenario de la muerte de Francisco Villa, la tumba rescatada se erige como un faro de memoria y admiración. Es una obra maestra que no sólo honra al revolucionario, sino que lo hace perdurar en el corazón de México y del mundo, un recordatorio de su legado eterno.