La Antigua Estación de Ferrocarril en Parral: Del Auge a la Nostalgia y Renacimiento
—Cambios que engrandecen a la Capital del Mundo
Parral, cuenta con una historia ferroviaria fascinante que tuvo un impacto significativo en su desarrollo. La antigua estación de ferrocarril, que alguna vez fue testigo del auge y la caída de la era del tren, hoy en día ha renacido como un atractivo turístico y un espacio verde que revitaliza el sector de la ciudad. Viajemos en el tiempo para explorar su historia.
Durante muchos años, la antigua estación de ferrocarril en Parral permaneció en el olvido, hasta que el interés por preservar el patrimonio histórico despertó. Hoy en día, esta estación ha experimentado un renacimiento impresionante. Gracias a la dedicación de la comunidad y las autoridades locales, se ha transformado en un atractivo turístico y un punto de encuentro para las familias de Parral.
El espacio que alguna vez fue testigo del ajetreo y el bullicio de los viajeros se ha convertido en un oasis de tranquilidad y vida en medio de la ciudad. Los antiguos andenes y edificios ferroviarios han sido restaurados.
Los extensos terrenos alrededor de la estación se han convertido en un hermoso espacio verde que invita a los ciudadanos a pasear, disfrutar de actividades al aire libre y respirar el aire de nostalgia y serenidad que envuelve el lugar.
Esta estación fue construida a principios del siglo XX y jugó un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de la región durante el auge de la minería en la zona.
En 1898, se inauguró el tramo Jiménez-Parral-Rosario, Durango, un hito importante que conectaba a Parral con el resto del país. Este tramo presentaba un trazo casi recto desde Jiménez hasta la antigua hacienda de Santa Cruz de Neyra y continuaba siguiendo el curso del río Parral hasta llegar a la ciudad. A lo largo de este trayecto, se erigieron diversas estaciones intermedias, como Orión, Troya, Baca, Dorado, Morita, Adela, Gomera y Maturana.
Este avance ferroviario tuvo un impacto significativo en el desarrollo de Parral y sus alrededores. Por primera vez, era posible viajar desde Parral hasta la Ciudad de México en tan solo 36 horas, dejando atrás los viajes en diligencias o carretas que podían llevar hasta 4 meses. Además, la frontera de El Paso, Texas, estaba al alcance de los viajeros en tan solo 15 horas de viaje.
El tramo de Parral a Rosario se construyó con paradas en estaciones como Boquilla, Cenzontle (también conocido como Corral de Piedra), Adrián, Borja, Peinado, Stallforth, Paloma y Rosario, Durango. Desde la estación Adrián, se construyó un ramal hacia Santa Bárbara. En 1927, se agregó un ramal desde la estación Cenzontle hasta San Francisco del Oro, gracias al permiso de los dueños de la Hacienda de Santiago para cruzar por sus terrenos.
Se tenían planes de continuar la línea de alrededor de 200 kilómetros hasta los minerales de Santa María del Oro e Indé, ambos en Durango. Se llevaron a cabo mediciones y se trazaron las estaciones correspondientes, que incluían Guadalupe de Rueda, Cochinera, Providencia, Sestín e Indé, además de un ramal hacia Santa María del Oro, donde también se brindaría servicio al mineral de Magistral.
Sin embargo, la reforma monetaria de 1905, que duplicó el valor del oro en comparación con la plata, obligó al Ferrocarril Central Mexicano a posponer de manera definitiva la construcción del tramo Rosario-Indé. Esta situación marcó un punto de inflexión en la historia ferroviaria de Parral.
Durante la Revolución Mexicana, el ferrocarril se convirtió en un medio de transporte crucial para movilizar tropas de los diferentes grupos armados, pero también sufrió un fuerte deterioro.
En su apogeo, la estación de ferrocarril en Parral era un importante centro de transporte para el envío de minerales y mercancías. También servía como punto de conexión con otras ciudades y regiones de México. La estación era una muestra arquitectónica de la época, con un estilo característico de las estaciones de tren de aquel entonces.
En 1937, el gobierno de Lázaro Cárdenas nacionalizó todos los ferrocarriles y los agrupó bajo una empresa llamada Ferrocarriles Nacionales de México. Sin embargo, a medida que pasaban los años, el tramo Jiménez-Parral-Rosario dejó de operar en la década de 1970 y los rieles y durmientes de la línea fueron víctimas del saqueo y el olvido.
La antigua estación de ferrocarril en Parral es ahora un recordatorio tangible de la importancia del ferrocarril en el desarrollo de la ciudad y un homenaje a aquellos tiempos pasados. Además de su valor histórico, se ha convertido en un motor económico para la región, atrayendo turistas y generando empleo en la industria del turismo y la restauración.
En definitiva, este emblemático sitio ha logrado trascender su historia de auge y declive para convertirse en un símbolo de resiliencia y revitalización. La antigua estación de ferrocarril en Parral es una muestra de cómo el pasado puede fundirse armoniosamente con el presente, creando un espacio lleno de vida y significado para las generaciones venideras.