Sincretismo cultural que amenaza con mandar al olvido una tradición milenaria

Danza rarámuri del Peyote, una danza que el tarahumar lucha por no perder

Serie: La danza que armoniza a la comunidad tarahumara con su espíritu y los mantiene en equilibrio con el mundo

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Fotografías tomadas del libro Los tarahumaras pueblo de estrellas y barrancas del autor Carlos Montemayor 

La danza del Peyote es un ritual milenario en que los Tarahumaras encienden su espíritu, se conectan con su dios y obtienen la sabiduría y el poder para sanar su cuerpo y su alma, gracias a esa serie de movimientos obtienen las respuestas que necesitan para alimentar su ser, es una forma de vida, una tradición que ha perdurado desde su existencia.

De acuerdo a Velasco (1983) en su libro danzar o morir religión y resistencia a la dominación en la cultura tarahumar, dijo, “aunque en la tarahumara no se puede hablar masacres de indios hubo una larga guerra con los consiguientes muertos, ejecuciones de prisioneros y de los misioneros por parte de los indios… Una segunda forma de violencia era la quema de cosechas, método utilizado por ambos bandos… La tercera forma de violencia era la presencia misma de los españoles en el territorio de los indígenas”.

“La presencia de los conquistadores no era solamente en desafío a la libertad de los indios, sino una amenaza contra su misma subsistencia, pues los invasores se habían apoderado de sus mejores tierras y reducían progresivamente la posibilidad de aprovechar los bosques…la paz se restableció en la tarahumara en el momento en que los españoles renunciaron a “Reducir” a los indios y los dejaron vivir en paz en las tierras donde se habían instalado…era evidentemente imposible lograr imponer el cristianismo por la fuerza… La prueba más clara de esta imposibilidad es que a pesar de todos los esfuerzos de los misioneros para erradicar ciertas ceremonias estas subsistieron hasta el presente”.

Esto nos dice que desde tiempos remotos el rarámuri ha luchado por preservar sus tradiciones, sus rituales, sus danzas, lo que refleja la importancia que le dan a su cultura, sobre todo a su religión, creencias que en ningún momento ponen en juego.

Velasco dice que “los conquistadores trataron de imponer a los indígenas su propio sistema cultural… Lo que primero salta a la lista es la adopción de ciertos instrumentos e incluso erstructuras de la cultura blanca… estos cambios se introdujeron con el solo fin y en la medida en que eran estrictamente indispensable sobrevivir, y sobrevivir como rarámuri: guardando su libertad e identidad frente al blanco” 

“Los indígenas van a adoptar un “instrumento” de los blancos: la estructura de gobierno… La aceptación del sistema de gobierno fue bastante rápida porque frecuentemente se reconocían los jefes ya existentes… Con la expulsión de los jesuitas y, sobre todo, con la independencia del país, el sistema de gobierno indígena cortó prácticamente toda su relación con el gobierno nacional… los tarahumaras conservaron sus propias autoridades indígenas, su código de moral, y su sistema judicial”.

“Mientras que en el sistema judicial se da un refuerzo de autoridad y leyes indígenas y una independencia del sistema “chabochi”, en el sistema religioso sucede lo contrario. El rarámuri aceptará la intervención directa de los misioneros en vida y expresiones religiosas… se trata de un cambio religioso profundo, que trasciende las necesidades de subsistencia, de conservación de identidad y autonomía, que no pudo ser impuesto por la fuerza y que no es la consecuencia de un cambio radical en el sistema cultural”.

“Hay tres elementos importantes para la conversión de los tarahumaras: la figura de los misioneros podemos decir que las actitudes y actuaciones de los religiosos influyeron en la aceptación de un cambio de religión. Su interés por aprender la lengua, sus intervenciones en favor de los indios, algunos regalos y atenciones, la introducción del arado, chivas y ovejas, su status mismo, les ganaron la confianza y el cariño de los indígenas. La predicación, la importancia que se daba a la exposición  y aprendizaje de la doctrina cristiana y respecto a los resultados que se iban obteniendo. Las fiestas fueron el factor más importante en la conversión. Los misioneros se dieron cuenta del atractivo que ejercían sobre cristianos y paganos. También constituyeron un medio de fomentar y conservar la fe de los convertidos. El interés de los indios por las fiestas precedía a la conversión. Estas eran un modo efectivo no solo de interesarlos por la nueva religión sino de explicársela de una manera adecuada a su mentalidad. Las fiestas proporcionaban la posibilidad de vivir la fe cristiana de una forma análoga y acomodada a sus propias experiencias religiosas”.

A pesar de los cambios que vivió el país con la independencia, además de la evangelización que se dio por los españoles, los tarahumaras tuvieron un gran logro, mantener su identidad sin cambios esenciales, siguieron siendo hombres y mujeres libres.

Sin embargo se registró la más grande transformación en su cultura religiosa, ya que tuvieron cierto sincretismo en sus rituales como la forma de vestir al danzar, además de incluir dentro de su idiosincrasia  celebraciones como la semana santa con todo lo que ello implica la creencia en el Dios de los católicos adaptándolo a su forma den vida,  dicha aceptación no era indispensable para la supervivencia biológica de ellos. 

Las fiestas son una parte esencial en la religión de los tarahumaras Onorúame es el padre por excelencia, el dador de la ida el sol y la luna son como Dios porque alumbran todo, y todos sus rituales son para tener una experiencia más cercana a Dios y como un factor de cohesión entre la comunidad.