Carlitos, el niño “fantasma” que deambula por los pasillos y consultorios del Seguro Social
#EcosdeUltratumba #LeyendasdeParral
Al terminar la jornada, su espíritu se apodera del nosocomio convirtiéndolo en su área de juegos
Por: Luis G. Prieto Ramírez
Por: Luis G. Prieto Ramírez
Hace más de cuatro años que la historia de Carlitos se viralizó a nivel nacional debido a la circulación en redes sociales de una fotografía, la cual fue tomada con un teléfono celular y en ella se observaba una extraña silueta que detenía la puerta que da ingreso al Hospital General de Zona del IMSS en Parral. De acuerdo con la descripción, se trataba del niño que se aparece en el lugar y se dedica a hacer travesuras al personal que ahí labora.
La curiosa imagen, según relataron los medios de comunicación, fue tomada por el guardia de seguridad, quien al percatarse de que la puerta corrediza del acceso principal se había atascado, decidió fotografiarla como evidencia para reportar el desperfecto a sus superiores. Al visualizar su captura se llevó la sorpresa de su vida, pues la entrada estaba obstaculizada por una extraña sombra que sólo pudo ser percibida a través de la cámara de su celular.
Una figura antropomorfa de baja estatura, con lo que parecían ser sus manos y pies, detenía la puerta evitando que ésta se cerrara por completo, eran pasadas de las nueve de la noche y esa zona del hospital ya estaba vacía. Sólo estaban el guardia y su desconocido acompañante.
¿Quién es Carlitos?
De acuerdo con el personal de salud, Carlitos es un niño que hace travesuras en el nosocomio. Es un pequeño fantasma que los acompaña y también juega mientras los grandes trabajan. Pocos lo han visto, pero la gran mayoría ha notado su presencia. Su existencia a veces es el sonido de objetos que se caen, de risas que se escuchan en los rincones más oscuros.
Otros lo han bautizado como Miguelito, sin embargo, su nombre resulta irrelevante porque nadie se atreve a llamarlo. Aunque los trabajadores del Seguro identifiquen a la extraña aparición como un niño que sólo juega, ninguno de ellos quiere verlo o estar cerca de él, pues sí, se trata de un fantasma.
Sobre su tenebroso origen existe una versión que es la más aceptada entre los enfermeros y el personal de limpieza, ellos señalan que la presencia errante de Carlitos en esta dimensión se remonta a la época cuando el Seguro Social aún no ocupaba esa locación. Dicen que ese terreno anteriormente era el sitio donde se establecían los circos que llegaban de gira a la ciudad; pero que uno de ellos enterró en ese lugar el cuerpo de un niño, el cual era hijo de uno de los propietarios del espectáculo.
No obstante, otros afirman que Carlitos no era un niño, sino un adulto que padecía una extraña enfermedad que lo condicionaba a tener baja estatura, que era parte del show que ofrecía uno de los circos y que en efecto fue enterrado en ese terreno luego de fallecer por causas desconocidas.
Su espíritu pues, vaga por todo el hospital, en especial durante el turno de la noche, cuando los pasillos y los consultorios son presas del silencio. Juega sin descanso, se sube a los escritorios, azota las puertas, tira las plumas y los botes de basura; corre por aquí y por allá, condenado a siempre estar solo.
Algunos empleados del Seguro Social han tenido contacto muy cercano con él. Por ejemplo, cuenta una enfermera jubilada que Carlitos algunas veces intentó llamar su atención y que en una de las ocasiones le provocó tal susto que a partir de ese momento evitó coincidir a solas con el pequeño.
Dice que escuchó el sonido de unas canicas rebotar en el suelo de un consultorio, que las buscó para evitar un accidente, pero jamás las encontró… asegura que al momento de agacharse vio como una diminuta sombra caminaba con dirección a un pequeño almacén y que el ruido de las canicas cambió de origen, precisamente éste se había concentrado en el lugar al que la sombra se había ido. En efecto, no continuó su búsqueda.
Otra trabajadora del área administrativa, comenta que Carlitos una vez le sacó plática; Ella estaba en el área de laboratorio cerrando su turno mientras esperaba a su esposo… eran pasadas las nueve de la noche y la puerta principal ya se había cerrado. Vio como unas pequeñas manos se colocaron sobre el módulo de información, pero ella se encontraba detrás del computador y no se percató del rostro de su acompañante.
Escuchó como una voz infantil le saludó, para luego preguntarle hasta qué hora se iría a su casa: la secretaria le respondió que en un ratito. Ella creyó que se trataba del hijo de un compañero y no le puso atención. Sin embargo, el niño insistió con sus preguntas, “¿y te vas tú sola?”, a lo que le respondió: “no, mi esposo viene por mí”.
Por último Carlitos, al sentirse ignorado, le dijo: “Aquí voy a estar jugando por si me necesitas”. La trabajadora asegura que el niño llevaba en sus manos un carrito de color azul, con el que puso a jugar en el piso. Hubo un momento en el que dejó de escucharlo y segundos después llegó su esposo. Antes de partir le preguntó por el chiquillo y él le contestó que no había nadie ahí, menos un niño, pues toda esa zona ya estaba cerrada desde hacía rato.
A varias enfermeras se les ha visto acompañadas por Carlitos pero ellas no se dan cuenta hasta que otras personas se los dicen. Porta un overol de colores verde y café, quizá de rombos como algunos comentan. Este misterioso ser es tan complejo que incluso lo han comparado con un travieso duende. No obstante, todo el hospital lo reconoce por su espíritu infantil, que no es malvado, sino que quiere jugar y divertirse, olvidarse por un rato de que está muerto.