El Teatro Hidalgo: Un destello de grandeza y belleza en Parral

Fotos: Parral Like y Fer Mtz Santiesteban

El Teatro Hidalgo, una joya arquitectónica ubicada en Parral, es un testigo silencioso de la grandeza y belleza de su época dorada. Construido por el talentoso arquitecto italiano Federico Amérigo Rouvier, este majestuoso teatro fue una verdadera obra maestra que cautivó a todos los que tuvieron la fortuna de visitarlo.

Con un costo aproximado de $108,000.00, el Teatro Hidalgo era un lugar de esplendor y elegancia. Su capacidad era impresionante, con 260 lunetas, 70 asientos, 600 galerías, 26 plateas con 156 asientos y 14 palcos con 84 asientos, lo que permitía dar cabida a un total de 1,170 personas sin aglomeraciones. Cada detalle fue cuidadosamente planeado para brindar una experiencia inolvidable a los asistentes.

Uno de los tesoros más destacados de este teatro era su artístico telón, una obra maestra creada por el renombrado pintor Mendoza. Este telón era una verdadera muestra de arte que embellecía aún más el escenario, transportando a los espectadores a un mundo de fantasía y emoción antes de que las luces se apagaran y la magia del espectáculo comenzara.

Además del esplendor interior, el Teatro Hidalgo también contaba con comodidades adicionales. Anexo al edificio principal, se encontraba un elegante bar donde los visitantes podían disfrutar de un momento de relax antes o después de las funciones. 

Amplias escalinatas conducían a los pisos superiores, y un vestíbulo suficientemente espacioso daba la bienvenida a los asistentes. En la parte alta de la fachada, se ubicaba un salón de recepciones que brindaba un ambiente exclusivo para eventos especiales.

Durante muchos años, el Teatro Hidalgo fue el escenario de numerosos banquetes, bailes y fiestas que enriquecieron la vida cultural de Parral. Además, acogió importantes actos cívicos que marcaron hitos en la historia local. 

Sin embargo, a finales de los años veinte, el destino del teatro dio un giro inesperado cuando pasó a ser propiedad de la empresa que manejaba la mayoría de los cines en la región, propiedad de los Señores Calderón y Salas Porras. 

La sala de espectáculos fue adaptada para proyectar películas, y allí se estrenaron cintas icónicas que dejaron una huella imborrable en la historia del cine, como la legendaria “Ben-Hur”.

Desafortunadamente, la grandeza del Teatro Hidalgo se vio empañada por un trágico suceso. En la madrugada del jueves 15 de noviembre de 1928, un devastador incendio consumió gran parte del teatro. 

La falta de recursos y medios adecuados para combatir las llamas resultó en la pérdida de esta espectacular joya arquitectónica que había sido testigo de tantas manifestaciones artísticas a lo largo de sus 22 años de servicio. 

La ciudad de Parral quedó sin su teatro emblemático durante mucho tiempo, y el vacío dejado por su ausencia se sintió profundamente en la vida cultural de la comunidad.

Con el paso del tiempo, el Teatro Hidalgo cambió de propietarios y la parte en ruinas fue dividida para construir algunas casas. Solo algunos de los antiguos muros originales del Templo de San Francisco, con sus contrafuertes que aún se pueden apreciar, permanecen en la parte trasera del teatro. 

Estos muros son testigos mudos de la extensa historia de este recinto, donde reposan en su sueño eterno figuras destacadas de la era colonial, como el gobernador de Nueva Vizcaya, Don Juan José de Vertiz y Hontañón.

Aunque no se pudo recuperar el interior del teatro, se rescató como un espacio de eventos al aire libre en donde actualmente se realizan eventos culturales y artísticos, además la fachada luce excepcional como en los viejos tiempos.

El Teatro Hidalgo ya no se alza en su esplendor original, pero su legado perdura en la memoria colectiva de Parral. Es un recordatorio de una época dorada de la cultura y el arte, y una invitación a valorar y preservar nuestras joyas arquitectónicas como testimonios vivos de nuestro pasado.